Madame Bovary no es una novela de adulterio, sino del adulterio de una mujer.Es cierto que si se hubiese tratado de Charles la obra habría sido juzgada de distinto modo. Flaubert se vio envuelto en el escándalo y en asuntos legales por plantear el adulterio de Emma, mientras que las referencias al padre de Charles, al que se describe como mujeriego, carecen de importancia.
Se ha comparado a Emma en muchas ocasiones con otras “adúlteras” de la época, como Ana Karenina. Un ejemplo claro y cercano es Ana Ozores, “La Regenta”. Por qué su infidelidad no resulta tan escandalosa es sin duda por el tono de penitencia que rodea al adulterio de Ana Ozores. Emma, sin embargo, aparece representada como una mujer que busca los placeres, y eso la sociedad del siglo XIX no lo podía consentir.
Me gustaría hacer referencia a ciertas teorías que pueden servirnos para comprender que la actitud de Emma fuera juzgada tan rígidamente. Según importantes médicos como Isaac Baker Brown, J. Caspar Lavater, etc, que publicaron sus investigaciones a mediados del siglo XIX la mujer no podía experimentar deseo sexual, ni placer, por supuesto. Esto sólo le correspondía al hombre. La mujer tampoco estaba capacitada para desarrollar el pensamiento profundo, sólo le correspondía la esfera de lo sensible.
La mujer virtuosa debía ser asexual, “the Angel of the House”, definición de la mujer ideal decimonónica que surgió de un poema de Coventry Patmore. El deseo sexual desaforado era considerado una enfermedad mental, la irregularidad menstrual causa de histeria y algunos proponían la clitoridectomía para erradicar el deseo sexual por completo a enfermas de “erotomanía” o deseo sexual agudo. En general se consideraba que la menstruación predisponía a las mujeres a padecer enfermedades mentales (de hecho “histeria” viene de “hysteron”, útero en griego). Esto sucedía hace sólo hace 150 años.
La novela, sin embargo, más que de adulterio, trata acerca de un tema mucho más complejo, la búsqueda de la felicidad. Emma cree que va a lograr la felicidad casándose con Charles, gracias a sus aventuras posteriores, gastando dinero en caprichos. Sin embargo no alcanza la felicidad, lo que la lleva a la frustración, la desesperación y a su final trágico.