16.4.08

Adiós

Comenzamos nuestro viaje en Viena y fuimos capaces de subir río arriba a través de las tinieblas para encontrar, por fin, el verdadero corazón. Nos fuimos hasta Texas en tren, en el mismo tren que luego nos llevaría a 2046, con Guy y Bruno. Y Humbert nos llevó de viaje con Dolores por todos los estados de la unión. Hasta que en la América profunda nos estremecimos con un crimen a sangre fría. Ah!, el horror, como decía Marlowe. Un horror que nos hizo buscar la ilusión en la vida de Hector Mann.

Y esa ilusión nos hizo colaborar con varios proyectos. Las sesiones dobles y el proyecto Salinger. Y llegamos a preguntarnos con qué sueña Emma o con qué sueñan los androides. Pero seguro que no era con un chivo eléctrico que estaba de fiesta. Quizás todos seguían soñando con Lolita, o con esas vírgenes que se suicidan porque esta vida no está hecha para ellas, ni para John Trevanny. Porque para sobrevivir a la partida de ajedrez con la muerte, quizás tengamos que ser todos un poco Ripley, o admitir que nuestro secreto, como el de Coleman Silk, nunca puede estar oculto, que sólo seremos felices si descubrimos nuestros secretos o los confesamos en el hueco de un árbol. O si el sabor de una fresa salvaje nos recuerda lo que somos.

En realidad, esto es una carta a todos esas personas desconocidas, más de 5.000 que a través de estos años nos siguieron. A las 73 personas que juntos leímos y vimos Blade Runner. A todos los anónimos, a Portnoy, a Jazzman, a la Mujer Justa, a Rosenrod, a Cinempatia, al Pequeño Ibán, a Budokan y a J. Alvarez. Y a todos lo que no recordamos pero nunca olvidaremos.

¿Quién es Natalia Book? Natalia Book somos todos. Y también tu, viejo Bob. ¿Es que no ves que los tiempos siguen cambiando? Bueno, quién sabe, seguro que aparecemos un día tras una máscara de pétalos de amapola.