Comenzamos nuestro viaje en Viena y fuimos capaces de subir río arriba a través de las tinieblas para encontrar, por fin, el verdadero corazón. Nos fuimos hasta Texas en tren, en el mismo tren que luego nos llevaría a 2046, con Guy y Bruno. Y Humbert nos llevó de viaje con Dolores por todos los estados de la unión. Hasta que en la América profunda nos estremecimos con un crimen a sangre fría. Ah!, el horror, como decía Marlowe. Un horror que nos hizo buscar la ilusión en la vida de Hector Mann.
Y esa ilusión nos hizo colaborar con varios proyectos. Las sesiones dobles y el proyecto Salinger. Y llegamos a preguntarnos con qué sueña Emma o con qué sueñan los androides. Pero seguro que no era con un chivo eléctrico que estaba de fiesta. Quizás todos seguían soñando con Lolita, o con esas vírgenes que se suicidan porque esta vida no está hecha para ellas, ni para John Trevanny. Porque para sobrevivir a la partida de ajedrez con la muerte, quizás tengamos que ser todos un poco Ripley, o admitir que nuestro secreto, como el de Coleman Silk, nunca puede estar oculto, que sólo seremos felices si descubrimos nuestros secretos o los confesamos en el hueco de un árbol. O si el sabor de una fresa salvaje nos recuerda lo que somos.
En realidad, esto es una carta a todos esas personas desconocidas, más de 5.000 que a través de estos años nos siguieron. A las 73 personas que juntos leímos y vimos Blade Runner. A todos los anónimos, a Portnoy, a Jazzman, a la Mujer Justa, a Rosenrod, a Cinempatia, al Pequeño Ibán, a Budokan y a J. Alvarez. Y a todos lo que no recordamos pero nunca olvidaremos.
¿Quién es Natalia Book? Natalia Book somos todos. Y también tu, viejo Bob. ¿Es que no ves que los tiempos siguen cambiando? Bueno, quién sabe, seguro que aparecemos un día tras una máscara de pétalos de amapola.
16.4.08
Subscribe to:
Posts (Atom)