Para terminar con Soldados de Salamina, vamos a dejar hablar al autor. Destacamos unas declaraciones del propio Cercas en una entrevista realizada por J.P. Arias y publicada en la revista del Instituo Cervantes de Bremen.
"En realidad me obsesionó esa imagen de esos hombres que se miran y uno de ellos tiene que matarlo y no lo hace. De manera que Soldados de Salamina surge por la obsesión hacia esa imagen".
"Es una novela rara, de verdad, donde hay de todo. Es una mezcla de cosas, es un ensayo, es un poco biografía, es una historia, es un thriller.... Creo que la novela es en sí un género litarario donde cabe de todo, absolutamente todo. Así nace la novela como género literario con Cervantes".
"Yo no he roto ningún tabú pero tal vez he hablado de la Guerra Civil de una forma distinta. La Transición es el problema, la clave y la solución de lo que se vive hoy en España. Después de la muerte de Franco, en 1975, todo el mundo pensaba que iba a haber una guerra y se decide que no hay que juzgar lo ocurrido, que no hay que juzgar a los torturadores, ni a los que firmaban las penas de muerte, ni a los franquistas... en fin, se tuvo la actitud de que hay que mirar para adelante, hay que olvidar el pasado. En aquel entonces tenía 13 años y me pareció muy mal. Hoy tal vez se puede decir que fue un mal menor o necesario porque no hubo una guerra y, gracias a eso, actualmente España goza de cierta prosperidad, es un país europeo donde se vive bien. Sin embargo, el precio para llegar hasta allí ha sido muy alto. El precio ha sido el olvido o, por lo menos, una neblina de equívocos, de malentendidos, medias verdades o simples mentiras que pesan sobre la guerra y la posguerra.
"Esa cita (a fin de cuentas es un pelotón de soldados los que salvan la civilización) puede llevar a pensar en el fascismo pero también puede remitir a la idea de Borges: que de los justos, de los anónimos, pende el mundo. Y es que esa frase, como muchas otras, cambia de sentido en la novela".
"Un héroe es un personaje que posee dos cualidades: el coraje y el instinto de la virtud".
"La democracia es ideal porque su gran virtud radica en que es un régimen imperfecto y que, por tanto, permite ser perfeccionado continuamente; en cambio los regímenes totalitarios son perfectos y allí radica su defecto".
"Los poetas eran portadores de la mentira, de los mundos posibles, de la imaginación, y por eso eran peligrosos, porque le indicaban a la gente que no sólo exitía la realidad sino que había otras realidades. Los poetas cuestionaban la realidad, ese estado perfecto".
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